¿Depreciación o devaluación del peso?

De Donmesero

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Por: C.P.C. Fernando Lechuga Díaz

Miembro de la Academia Chihuahuense de Estudios Fiscales, A.C.

flechuga@drl.com.mx

Desde unas semanas atrás el tipo de cambio de nuestra moneda con respecto al Dólar norteamericano comienza a estar de nuevo en nuestras conversaciones, en nuestras expectativas y en algunos hasta en sus preocupaciones. Y es con justa razón que el tema se torna relevante, sólo de enero a la fecha el Peso a ha sufrido un desliz de casi un 10% con respecto al Dólar, más aun si lo contamos desde enero de 2014. En muchas conversaciones, en todos los medios y hasta en redes sociales las opiniones con respecto al tipo de cambio inmediatamente se hicieron saber, sin embargo adicionalmente de la condición nodal del valor de nuestra moneda, tema sumamente importante, otro punto captó también mi atención, el hecho de que aún sigamos debatiendo si debemos llamarle a estos eventos devaluación o depreciación de la moneda.

Todos estamos de acuerdo en el efecto negativo que una deterioración de la moneda puede tener en la economía, y no sólo del País sino hasta en las finanzas personales. Consecuencias como el encarecimiento de los productos de importación, las repercusiones inflacionarias, y en contraste el beneficio a las empresas exportadoras, son producto de una depreciación de la moneda, y son argumentos que han estado presentes en cada discusión que se ha escuchado sobre el tema.

Lo que considero que ya no debería existir es una discusión sobre como referirnos a lo que está sucediendo con el tipo de cambio. Es buen momento para conversar sobre cuál es la terminología correcta para expresarnos. Deberíamos ya saber si es o no una devaluación lo que estamos experimentando, no para tener una adecuada definición, el término correcto por sí sólo no tiene mayores consecuencias, sino por el contenido histórico y determinante que trae consigo entender este concepto.

Desde la década de los setentas los mexicanos experimentamos fuertes devaluaciones de la moneda, el juramento del Presidente José López Portillo de “defender el peso como un perro” nos pinta ya una idea clara de la situación histórica que ha vivido el País en términos de tipos de cambio. En contraste, en los últimos tres lustros hemos experimentado relativa estabilidad del tipo de cambio. Esta realidad no tiene el propósito de externar opiniones partidistas ni políticas, si no evidenciar una distinción en las políticas monetarias de la banca central y con ellos diferenciar entre devaluación y depreciación.

Existen distintos regímenes monetarios dentro de la política monetaria donde las bancas centrales puede determinar el tipo de cambio de sus monedas, para entender la diferencia entre el concepto de devaluación y depreciación nos concentraremos solo en dos:

Tipo de cambio fijo o administrado: Es donde la Banca Central decide un tipo de cambio de su moneda e intenta mantenerlo fijo por medio de las reservas en moneda extranjera. En el caso de México el Dólar Norteamericano (USD) es la divisa con la que Banco de México administra o manipula la oferta y demanda para estabilizar el precio determinado. Cuando se ajusta el valor de una moneda al perder su valor en este régimen se le llama devaluación y es como México se administró por muchos años.

Tipo de Cambio libre o flotante: Es donde la Banca Central no interviene de manera alguna en la valoración de su moneda y permite que el mercado, en otras palabras la oferta y la demanda, determinen el valor del tipo de cambio. Cuando se ajusta el tipo de cambio a la baja por el comportamiento del mercado se le llama depreciación y es el régimen que a la fecha maneja el Banco de México.

¿Qué implicaciones tiene un tipo de cambio fijo?

Aun cuando un tipo de cambio fijo brinda estabilidad de las transacciones internacionales, para mantenerlo se requieren vastas cantidades de reservas en moneda extranjera que en el momento de una presión del tipo de cambio habría que vender, esto resulta sumamente costoso. Por otro lado, aun cuando el tipo de cambio fijo en teoría genera un resultado antinflacionario éste se mantiene de manera artificial, y manda una señal al País de estabilidad que no está muchas veces acorde con los fundamentos económicos. Un tipo de cambio fijo mal administrado, a la postre, puede generar fuertes devaluaciones en perjuicio de una nación, esta es una lección que nuestro País toleró por la interdependencia de su banca central con el ejecutivo por muchos años.

¿Por qué resulta benéfico un tipo de cambio flotante?

El tener un tipo de cambio flotante permite que el mercado determine el precio de una moneda, ninguna manipulación de la banca central influencia su valor. Para alcanzar una verdadera estabilidad monetaria la banca central debe toma sus decisiones de manera autónoma e independiente. Al ajustarse los precios de las divisas de acuerdo al mercado y reflejan el verdadera actividad económica de una nación. Una depreciación del tipo de cambio es entonces consecuencia de la oferta y demanda y no de una política intervencionista. El tipo de cambio libre ha traído estabilidad a la paridad cambiaria del Peso.

Al analizar estos conceptos nos ayuda a comprender que México ha sufrido una transición que la ha llevado a tomar mejores decisiones en materia de política monetaria. La evolución de abandonar las devaluaciones para que el día de hoy se tenga un tipo de cambio libre refleja la saludable independencia de la banca central. En el plano cambiario se podría decir que México está por delante de China, que en estos últimos días ha tenido que devaluar su moneda en dos ocasiones para ajustar sus indicadores económicos. Tener clara la diferencia entre devaluación y depreciación ayuda comprender los factores determinantes en el valor de nuestra moneda y poder con ello tomar decisiones en materia de divisas.

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